lunes, 11 de noviembre de 2013

Pensar en Entornos ubicuos de aprendizaje

El potencial transformador de las TIC está siendo cada vez más evidente, no sólo porque constituye una herramienta sino porque genera nuevos modelos de aprendizaje y de enseñanza.

Esta noción de “en cualquier momento y en cualquier lugar”, característica propia del la ubicuidad, es posible ampliarla si incluimos a las personas, como sujetos potenciales de experimentar el aprendizaje y compartir conocimiento. Así, gracias al desarrollo de los dispositivos digitales, el aprendizaje ubicuo se convierte en un imperativo social.

El aprendizaje ubicuo representa un nuevo paradigma educativo que es posible gracias a la tecnología disponible y a los nuevos medios digitales.

Las tecnologías cambian nuestra forma de actuar y también de pensar, nos proporcionan nuevos espacios de aprendizaje informal y no formal con posibilidades de interactuar con otros, no tan cercanos, estableciendo conexiones y compartiendo intereses. Todo esto tiene sentido gracias a la ubicuidad, lo que resultará en la construcción de una red que es red de redes. Una red sin personas, no puede ser, tal sin las conexiones con las herramientas y los demás objetos que componen la red de Internet. Una red no puede existir sin actividad frecuente.

¿Cómo construir propuestas educativas valiosas en tiempos de ubicuidad?

En palabras de Burbules, la tecnología no es sólo una máquina o un objeto en sí mismo, es siempre un objeto y cómo se utiliza. Así, proveemos de acceso a los jóvenes pero descubrimos que usan la tecnología de una manera que no es la que pretendíamos en sus orígenes.

¿Cuál es entonces el significado de la ubicuidad? Las tecnologías nos están volviendo omnipresentes, nos permiten estar conectados permanentemente y vincularnos en red.
Sin embargo, la noción de ubicuidad tiene también otros significados. Por ejemplo, utilizamos la tecnología para expandir nuestra memoria, en algún sentido, más allá de su capacidad finita, gracias a dispositivos tecnológicos. 

Siguiendo a Dolors Reig: ¿Mi computadora me ha vuelto más inteligente? ¿es ella parte de mi inteligencia?
La tecnología me posibilita contacto instantáneo con muchas personas, juntos somos más inteligentes que cualquiera de nosotros separados, entonces, ¿podemos decir que la red distribuida de inteligencias es parte de mi inteligencia? Al ser ubicua, de algún modo, podemos decir que sí.

Las TIC desafían los límites espaciales y temporales de las escuelas, más allá del aula los jóvenes tienen acceso a una riqueza de oportunidades de aprendizaje que sobrepasa por volumen y diversidad lo que podría existir en cualquier aula o biblioteca escolar. En este escenario:  ¿cómo se diluye la diferencia entre educación formal e informal?
No es cuestión de poner computadoras en el aula, sino romper los límites de lo que es el “aula” y dónde y cuándo realizan sus aprendizajes más importantes los jóvenes hoy.
También significa que hay que llevar a la clase actividades que involucren otras herramientas de aprendizaje y recursos, tal sería el caso de los celulares, que hoy posen muchísimas funcionalidades más allá de hablar o enviar mensajes de texto.

¿Hacia dónde tendríamos que ir? 

Aprovechar la ubicuidad como oportunidad de aprendizaje a lo largo de la vida, pensando la educación como un proceso continuo y en permanente cambio.
Pensar a la escuela como una red distribuida de conocimiento. Pensar que las escuelas no son el único y principal lugar en el que hay aprendizaje, contemplar una noción de entorno como espacio de flujos en red que reconfiguran la posición de la escuela como nodo, más que como centro de aprendizaje. (Cristóbal Suárez) 

Las tecnologías son poderosas herramientas colaborativas y en red que rompen los límites espaciales y temporales de lo que entendemos como un aula. Nociones como m-learning, PLE, redes sociales, MOOC, son ejemplos de nuevas formas de pensar el aprendizaje que son necesarios repensar en la escuela.